Introducción
El 2 de septiembre de 1945 la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin de forma oficial tras la rendición definitiva del Imperio de Japón, y su aceptación y firma del Tratado de Potsdam.
Si bien la alegría y esperanza de gran parte de la humanidad fue abrumadora, todavía quedaba mucho por hacer, pues los máximos jefes políticos y militares del régimen nazi alemán y del imperio japonés estaban libres, huyendo y/o escondidos para evadir sus responsabilidades penales por los crímenes y atrocidades cometidas.
De esta forma, los Aliados (EEUU, GRAN BRETAÑA, FRANCIA Y LA UNIÓN SOVIÉTICA) conformaron el Tribunal Militar Internacional para iniciar los procesos jurisdiccionales respectivos desde el 20 de noviembre de 1945.
Antecedentes
El mundo se encontraba en medio de una gran crisis económica tras el crack de Wall Street de 1929 y la consiguiente caída de las bolsas de valores; existe una fuerte lucha entre potencias antiguas y nuevas por obtener mercados, por expandirse.
Durante las décadas de 1920 y 1930 se establecieron en Italia el régimen fascista de Benito Mussolini, en Alemania el régimen ‘nacional-socialista’ de Adolfo Hitler y en Japón el régimen imperial del emperador Michinomiya Hirohito.
Estos tres países conformaron una alianza política, económica y militar de hecho, que posteriormente se denominó ‘PACTO TRIPARTITO’ el 27 de septiembre de 1940, conocido también como el ‘eje Berlín – Roma – Tokio’.
El 1 de septiembre de 1939 comienza oficialmente la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia por parte de Alemania.
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial que duró aproximadamente 6 años, los regímenes y ejércitos de los países del PACTO TRIPARTITO se vieron implicados de una u otra manera, directa o indirectamente en una serie de crímenes, descritos a continuación:
· Crímenes contra la paz (guerras de agresión, guerra de violación de los acuerdos internacionales)
· Crímenes de guerra (violación de las leyes de guerra; deportación a población civil para trabajos forzados, asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o náufragos, saqueo de bienes públicos o privados de territorios ocupados, ejecución de rehenes, destrucción innecesaria de ciudades por fines militares)
· Crímenes contra la humanidad o de lesa humanidad (esclavitud, exterminio de poblaciones, deportación masiva, encarcelamiento ilegal y tortura, asesinatos, violaciones, ataque de hospitales y zonas neutras, experimentación con seres humanos, uso de armamento químico, y demás actos atroces cometidos de forma sistémica contra una población civil por parte de un Estado u organización por motivos políticos, raciales o religiosos)
· Conspiración contra la paz
· Crímenes de genocidio
Tribunal y derecho aplicable
Los Juicios de Núremberg se plantean como una forma procesal única y especial a nivel jurisdiccional, pues la cantidad y calidad de crímenes, así como los lugares donde se cometieron fueron tan vastos, que NO existía una legislación ni tribunal que permitan juzgar y sancionar de forma clásica en cuanto a derecho.
De tal manera que la legislación que se aplicó fue la CARTA DE LONDRES (también conocida como Carta de Núremberg o Estatuto de Londres del Tribunal Militar Internacional) instrumento jurídico ad hoc firmado en 1945 por los ALIADOS (EEUU, GRAN BRETAÑA, FRANCIA Y LA UNIÓN SOVIÉTICA).
En este documento se contemplaron los principios y procedimientos por los cuales se regirían los Juicios de Núremberg y similares. El tribunal estaba compuesto por jueces y no por jurados, se debía producir pruebas, generación de contraevidencia, y se podía apelar ante el ALTO CONSEJO ALIADO DE CONTROL DE LA ALEMANIA OCUPADA.
Cada uno de los países aliados proporcionó un juez y un equipo de fiscales; el tribunal estuvo presidido por el juez británico Geoffrey Lawrence, en tanto que el fiscal principal fue el estadounidense Robert Jackson.
El juicio principal comenzó el 20 de noviembre de 1945, y se desarrolló contra 24 altos jefes políticos y militares del régimen nazi, cuya lista encabezaba Hermann Göring comandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag; todos ellos contaron con sus respectivos abogados defensores.
Sentencias e hito histórico
Después de largos y extenuantes debates, presentación de pruebas, alegatos y contra alegatos, el Tribunal Militar Internacional finalmente dictó sentencia el 1 de octubre de 1946, de los 24 jefes nazis acusados de múltiples crímenes: doce fueron condenados a morir en la horca; tres fueron condenados a cumplir cadena perpetua; dos fueron condenados a prisión de 20 años; uno a prisión de 15 años; uno a prisión de 10 años; tres resultaron absueltos y finalmente dos quedaron sin condena.
El Juicio de Núremberg fue un gran hito histórico en el avance y progreso del derecho, y sentó las bases para la actual Corte Penal Internacional y el Estatuto de Roma, además de la Declaración Universal de los Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948.
Posteriormente se realizó el Juicio de Tokio en 1948 contra 25 altos jefes militares, políticos y funcionarios japoneses por crímenes de guerra y lesa de humanidad.
Inclusive en épocas recientes todo el acumulado jurídico de los juicios de Núremberg ha servido para enjuiciar y sancionar a criminales de guerra como fue en el caso de la Guerra de Bosnia (1992 – 1995), el Genocidio de Ruanda (1994), el Régimen de Alberto Fujimori en el Perú (1990 – 2000) y derogar instituciones arcaicas como el Apartheid (1948 – 1992).
Reflexión final
La humanidad se encuentra embarcada en un largo y complejo viaje de ‘hominización’, es decir de ir civilizándose y dejando atrás a la barbarie y el salvajismo.
Han tenido que suceder una serie de extensas luchas políticas, guerras, revoluciones, caídas de reyes e imperios, profundos debates académicos, nuevos inventos y descubrimientos, para que la sociedad pueda gozar de un conjunto de derechos, libertades y garantías que actualmente están escrituradas en tratados y convenios internacionales, y en la mayoría de Constituciones de los Estados del mundo. Si bien falta mucho por hacer, es un paso importante.
En ese sentido el JUICIO DE NÚREMBERG constituye un hito histórico de enorme importancia y trascendencia, pues determina que todos aquellos crímenes cometidos por tiranos, dictadores, fascistas y demás personajes, estados y organizaciones represivas y opresoras NO quedarán impunes por más tiempo que transcurra.
Y, sobre todo, la esperanza de que las fuerzas democráticas y progresistas de la sociedad, profesionales, trabajadores y productores siempre seremos mayoría frente a los peligros latentes de ciertos regímenes, Estados y politiqueros opresores de todo tipo; que la historia jamás se detiene y siempre avanza.
Abg. Nicolás Gualle
ASESOR JURÍDICO
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