Para la mayoría de mis amigos, compañeros del arte,
familiares y demás, no es desconocido el hecho de que económica y laboralmente
me desempeño como ABOGADO de los Tribunales y Juzgados de la República del
Ecuador. Al respecto a veces me preguntan y, ¿por qué abogado?
Es una pregunta constante, y la respuesta es sencilla,
pero requiere ser detallada. No tendremos aquí las clásicas respuestas que
solíamos dar por compromiso cuando cursábamos los primeros semestres de la
carrera de Derecho: “deseo ser abogado para hacer justicia” y otras
similares. No se trata de que dicha consigna ya no sea parte de nuestro
proyecto de vida, sino de que, con el paso del tiempo, madurez y experiencias,
comprendemos las cosas con mayor objetividad.
Desde muy joven estuve vinculado al conocimiento, al
arte y cultura, a las causas sociales. Unas veces con acierto, otras
francamente errado, haciendo camino al andar. Muchas veces abogando por los
intereses de las mayorías, de otras personas, y dejando en el desamparo al
protagonista de estas líneas. Así aprendí muchos secretos de la vida, la
sociedad y el sistema, de cómo se estructuran y funcionan…
Desde entonces han transcurrido años y años, ya no soy
como aquel jovencito idealista, inmaduro e inexperto, pero tampoco un hombre
con la cabellera de algodón, cansado y con bastón en la mano, estoy en el punto
intermedio del camino, en la edad exacta para volar alto y lejos.
Ahora puedo responder con acierto y objetividad
aquella pregunta que me vienen haciendo por años y que también me la hago yo
mismo muchas veces, ¿por qué abogado?
Soy abogado por múltiples razones. En primer lugar,
porque me encanta LEER, ESCRIBIR Y DISERTAR, es no solo algo profesional sino
una pasión de vida. En segundo lugar, porque QUIERO Y ME MEREZCO (como todos)
vivir dignamente, tener un techo, vestimenta, comida, medicinas, recreación,
etc.; y, en tercer lugar, porque quiero APORTAR VALOR A LA SOCIEDAD (sembrar
semillas de conocimiento y justicia, principalmente en las nuevas generaciones).
El ser abogado de los tribunales y juzgados de la
República del Ecuador compagina perfectamente con mi oficio social de escritor,
y ser escritor a la vez encaja excelentemente bien con ser abogado.
Sigo siendo el mismo joven altruista y científico,
solo que con el añadido profesional de ‘abogado’, con una credencial más.
Quizás muchos abogados se ‘engrandecen’ con un simple
título colgado en la pared o una credencial guardada en la billetera; pues que
mal. No es el título o la credencial lo que te hacen abogado, esos dos
documentos son la parte ‘legal-logística’ para poder ejercer, pero el
SER ABOGADO es algo que ninguna universidad o institución te podrán otorgar
JAMÁS.
El abogado no solo es un ‘defensor técnico’, sino y
sobre todo una persona con una vasta cultura general, líder, filósofo,
psicólogo, economista, sociólogo, un orador y escritor, jurisconsulto,
investigador, estudioso de la historia de la humanidad e incluso se proyecta al
futuro, a las cosas y tendencias que se van dando en la sociedad.
Al respecto, tan solo con conocer el origen, la
etimología de la palabra ABOGADO, podemos ver su real alcance: “La palabra
abogado procede de la latina advocatus, que significa llamado, porque los
romanos acostumbraban a llamar en los asuntos difíciles, para que los
auxiliasen, a las personas que tenían un conocimiento profundo del Derecho.
También quiere decir patrono, defensor, letrado, hombre de ciencia;
jurisconsulto, hombre de consejo, esto es, de consulta; jurista, hombre versado
en la erudición del Derecho y en la crítica de los códigos, según los
principios de la filosofía, de la moral y, también, de la religión.”
Diccionario Jurídico Elemental, Guillermo Cabanellas de las Cuevas.
La abogacía la llevaba en la sangre desde temprana
edad, ‘abogando’ por los intereses y necesidades de muchos sectores de la
sociedad. Ahora sigo ‘abogando’ por las mayorías y causas justas, solo que, con
objetividad, madurez y perspectiva, sabiendo que la historia no es obra de
individuos sino de complejos escenarios internacionales y nacionales que pueden
llevar décadas en consolidarse o cambiar repentinamente... Mi principal
aporte a la sociedad es y será con el conocimiento jurídico y el arte literario.
Pese a las pandemias, corrupción, y crisis económica,
el futuro se pinta esperanzador, pues en la dialéctica de la vida y de la
historia, la tendencia principal siempre es hacia el avance progresivo en una
espiral infinita.
Mientras tanto seguiremos abogando por causas,
proyectos e intereses que aporten valor a la sociedad, y disfrutando al máximo
la vida, que es única y maravillosa.
Nicolás Gualle
ABOGADO LITIGANTE, ESCRITOR Y CONFERENCISTA
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Email: nicoegaabogacia@gmail.com
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